Siempre pensé que un pueblo no es otra cosa que sus gentes. La tierra no nos pertenece, somos visitantes ocasionales empeñados en dejar alguna huella, y encontrar personas llanas de mirada sincera, sin más ocupación que convivir relajadamente dejando pasar el tiempo, me pareció que era el mejor modo de mostrar el pueblo.
No hay selección de fotos, estas son las fotos de esa mañana. Por supuesto que compartí un vino con ellos, y fueron amigos por un rato.
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